Son muchas las cualidades que en la actualidad se les demanda a los docentes. En ocasiones, es tal el número que se les exige, que se plasman con un tono humorístico:
Incluso los hay un tanto escépticos que no creen que poseer todas estas cualidades sea posible:
Pero la vida está hecha para los valientes y a lo largo de toda la historia no hubo nadie que triunfara sin creer en aquello que hacía.
¡Así que pongámonos manos a la obra y cambiemos el mundo!
Para ello, necesitamos buenos referentes, personas que naveguen contracorriente, como bien anunciaba la entrada de hoy. Profesores y maestros que son un ejemplo para los alumnos de sus centros y que siempre están dispuestos a darlo todo.
En este interesantísimo artículo de El País aparecen algunos de ellos:
Primer ejemplo:
Néstor Alonso, maestro asturiano.
Sus alumnos recrean el diario de un naturalista para recordar a
Darwin, elaboran narraciones digitales en formato multimedia,
geolocalizan los cuadros de un paisano, el pintor Nicanor Piñole.
Alonso, un referente en la aplicación de las tecnologías de la
información y la comunicación (TIC) en el aula, dice que las herramientas digitales le ayudan en ese “enfoque
metodológico más abierto, activo, participativo”. Defiende los proyectos interdisciplinares, ya que la realidad está formada por un conjunto de conexiones que unen a las diferentes materias y que desarrolle distintas competencias de manera simultánea.
Segundo ejemplo:
Javier Monteagudo
Ha decidido que en sus clases de música esté el
iPad simulando el sonido de un instrumento o como un instrumento más de
la orquesta. “Con la tecnología busco el elemento diferenciador,
motivador; hacer con la tableta lo mismo que con el libro no supone
ninguna mejora”, razona. Siempre hay algún niño que le sorprende
improvisando una base o un ritmo. Como tutor, sale con su grupo de
quinto de primaria a fotografiar las barreras arquitectónicas del
barrio; se ponen en la piel de un discapacitado vendándose los ojos o
circulando en silla de ruedas; luego expresan sus sensaciones en la hora
de lengua. “Intento que aprendan del modo más multidisciplinar
posible”, apunta. No se siente en absoluto aislado en su centro, el CEIP
Manuel Bartolomé Cossío de Madrid. El trabajo por proyectos es una
metodología más que convive con los libros de texto y ayuda a
interrelacionar materias.
Muchos de los maestros y profesores presentados en el artículo se quejan de que la formación inicial es poca y no muy seria. Además, añaden, que la formación continúa tampoco es mucho mejor y que está casi fosilizada. Toni Solano, licenciado en Filología Hispánica y profesor de lengua del IES Bovalar de Castellón cuenta que como muchos, se licenció, hizo el curso de adaptación pedagógica (CAP), oposiciones y ¡hala!, al instituto.
Cuando se les pregunta si se está produciendo el cambio hacia la innovación, algunos afirman, que encuentra cada vez más profesionales buscándolo. Otros más pesimistas, dicen que han tenido que abandonar más
de un proyecto porque el profesorado no quiso continuar. Sin embargo, ambas
posiciones coinciden en que el sistema no favorece la innovación: la tolera. Al
final son las iniciativas personales las que la sacan adelante.
Néstor Alonso tacha al sistema de inmovilista, impermeable a
los cambios. “Casi nadie quiere salir de su zona de confort”. Los
veteranos, porque es lo que han hecho siempre; las nuevas generaciones,
porque tampoco han visto en su formación otros “modelos interesantes”;
las familias, “porque dan por válido el modelo de escuela que vivieron”,
y la industria editorial, porque le va muy bien así.
El ser humano es conservador y resulta más cómodo dejarse llevar por la corriente. Pero como dijo Santos Guerra en la primera conferencia del Máster de Profesorado:
Solo a los peces muertos se los lleva la corriente
Os dejo además un vídeo de César Bona, otro referente en el mundo de la educación en España. Pero debéis tener en cuenta una cosa: hay muchísimos profesionales que están ahí, aunque no aparezcan en artículos de periódico o en la televisión.